En medio del ruido de los teclados, reuniones y correos electrónicos que no parar de llegar, existe un fenómeno silencioso pero que asecha y crece afectando a miles de trabajadores de oficina. La ansiedad laboral. Aunque no siempre se habla abiertamente de ello, los síntomas están ahí y suelen ser persistentes y tajantes, palpitaciones, insomnio, irritabilidad, dificultad para concentrarse, etc. Y cada vez son más frecuentes.
Según estudios de recopilación de datos realizados por distintas organizaciones de salud mental, el estrés crónico en ambientes de oficina ha aumentado significativamente en los últimos años, esto ha sido impulsado por factores como la sobrecargar de trabajo, la presión por resultados, la escasa desconexión digital, etc. En muchos casos, esto deriva en cuadros de ansiedad que no solo afectan la salud mental del trabajador, sino también las dinámicas del trabajo en equipo y la productividad general.
En entrevistas realizadas a empleados de diferentes empresas a nivel mundial, se consiguió que varios de estos coincidieron en que el ambiente laboral moderno exige estar “siempre disponibles”, a veces incluso fuera del horario laboral.
La ansiedad en la oficina no discrimina por cargo, ni edad o género. Todos los colaborados de una organización sin excepción, están expuestos. Y aunque algunas empresas han comenzado a implementar programas bienestar, como pausas activas, sesiones de meditación o acceso a psicólogos, aún son pocas empresas las que realizan esto de forma sistemática.
Una tendencia que ha ganado terreno es el uso de técnicas de “mindfulness” para gestionar el estrés. Esta práctica, que consiste en prestar atención plena al momento presente, ha demostrado ser efectiva para reducir la ansiedad y mejorar el enfoque.
Más allá de soluciones individuales, expertos en el área de la salud mental insisten en que la gestión del estrés debe abordarse desde una perspectiva organizacional. Esto incluye revisar las cargas de trabajo, fomentar una cultura de respeto por los tiempos personales y capacitar a los líderes para detectar señales de agotamiento emocional en sus equipos.



